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LA HISTORIA DE LA VIRUELA 

OBJETIVOS Y PROPÓSITOS DE ESTA PÁGINA WEB

Esta página web es producto de una investigación ardua, para adquirir el título correspondiente al grado de profesional en Historia por la Universidad del Cauca. El presente trabajo analiza las prácticas institucionales que se generaron en la ciudad de Popayán  entre 1786 y 1806  con el propósito de  controlar  las epidemias de viruela. En el siglo XVIII, los cambios que se dieron en la medicina, producto de las reformas borbónicas y en el resto de Europa impulsadas por el despotismo ilustrado, se aplicaron en la Nueva Granada y Quito, generando cambios en la noción de medicina y en el concepto de enfermedad.

OBJETIVOS DE LA WEB

Utilizando fuentes de archivo que ilustran sobre los casos y las normas de control se intenta acercar al lector a las repercusiones que produjeron las epidemias de viruela en Popayán, dando ejemplo de los casos y las reacciones de las personas frente a la peste, otro objetivo es enseñar al público la historia de la medicina en la Nueva Granada y las dificultades médicas para controlar  las enfermedades contagiosas.

 

Esta página web tiene como puntos fuertes el comunicar al público cuatro aspectos fundamentales para acercar al lector al problema de las enfermedades en el siglo XVIII. Los aspectos son: los problemas médicos, el ambiente ideológico, la reacción psicológica ante la enfermedad y las prácticas políticas en el mundo colonial sobre los enfermos.

PROPÓSITOS DE LA WEB

Los servicios que ofrece esta página web son, el de informar a la comunidad interesada sobre temas médicos, la sintomatología de las enfermedades su transmisión, los ventores de contagio, las vacunas,es una guía para entender las dolencias y sus efectos en el cuerpo, de igual manera la página web ofrece artículos de las pidemias de viruela y del tema de investigación, que sirven de suministro para realizar indagaciones sobre la medicina y crear líneas de preguntas y temas.

 

Otro servicio es el de filmografía, documentales sobre las enfermedades a cargo de voces expertas, en este caso la página web tiene una sección dedicada a biografías de los personajes del siglo XVIII y otros productos fílmicos de la historia de la salud en la Nueva Granada.

LA ENFERMEDAD Y LA IDENTIFICACIÓN DEL SUJETO

El ser que tiene en su cuerpo la enfermedad debe ser aislado, controlado y vigilado. Obliga a que el Estado se transforme en torno a él, se crean instituciones para solucionar el problema y se hace necesario el papel de nuevos funcionarios públicos. Un ejemplo claro de esa transformación es la creación de la Junta de la vacuna, o la Expedición Médica Filantrópica de la Vacuna.
Microscopía electrónica de una partícula de virus de viruela vista con la técnica de tinción negativa. El virión (partícula viral) tiene forma de ladrillo y aparece recubierto de aparentes filamentos. 

LA VIRUELA EN EL CUERPO 
En los casos más terribles la viruela se presenta también en los ojos. Las vesículas evolucionan a pústulas que están llenas de liquido supurado, son dolorosas, densas, redondas y están muy inmersas en la dermis. Las costras aparecen cerca del día 8-9 de evolución y cuando se desprenden dejan una cicatriz en la piel depigmentada o poceada. Es una enfermedad deformante que deja sus huellas para toda la vida. Las marcas de viruela se observan en el 65-80 % de los sobrevivientes siendo las lesiones en el rostro las que prevalecen por la tendencia a la infección de las glándulas sebáceas. La ceguera debido a la queratitis viral o a infección secundaria de los ojos ocurre en el 1% de los pacientes. Existen otras complicaciones como encefalitis y neumonías[2]. (ver Fotos) Fig.2, A,B,C.

 

[2] COTO, Celia. La viruela: peste del pasado, amenaza del presente. En: Revista QuímicaViva, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires,  vol. 1, núm. 1, diciembre, 2002, pp. 5-14.

Los enfermos se vuelven un problema para la sociedad Neogranadina, inicia un control hacia esta población, porque en su cuerpo hay (algo nocivo) que si no lo controlo me matará, este sujeto enfermo que anda ocioso  por la ciudad, ensuciándola, contagiándola y desluciendola, son además considerados perezosos y proclives al delito.

Aquel sujeto que era invisible para el Estado colonial encuentra en la enfermedad una identidad, las instituciones valoran al sujeto dependiendo de las huellas que tiene en su cuerpo.

La enfermedad no existe como concepción homogénea sino que es una (creación de la sociedad). El sujeto es asumido como la enfermedad que hay en su cuerpo y que fácilmente se logra apreciar, es decir, el sujeto es tísico, leproso, virulento, sifilítico, etc. Según las autoridades el enfermo es un personaje letal para la salud y la estética del vecindario.

La enfermedad a lo largo del tiempo ha sido comprendida de diferentes formas y en este caso de la viruela en el mundo neogranadino su identificación está relacionada con ciertos grupos de la población, que transportan en su cuerpo un mal, que se debe controlar, aislar y diferenciar por todos los medios posibles de los cuerpos sanos.

 

Al llegar éste sujeto a la ciudad es visto como un ser “peligroso, alguien que trae costumbre extrañas”[1] y que posiblemente trae en su cuerpo y en su hacer diario  males que pueden afectar a la ciudad, los sujetos que llegan enfermos, son identificados como “los desposeídos.

 

 

 

[1]Archila, Mauricio. Cultura e identidad obrera. Colombia 1910 – 1945. Bogotá: Cinep, 1991.pp.87-93.

SÍNTOMAS CONTAGIO Y SECUELAS DE LA  VIRUELA

Los que tienen la suerte de sobrevivir, en el mejor de los casos quedan marcados, en la cara y en el resto del cuerpo, con horribles cicatrices, tan profundas que a veces ni la misma muerte las borra:

 

Sabias que, después de más de tres mil años la momia de Ramsés V aún porta los estigmas de la viruela. Las cicatrices no son los únicos rastros que deja la enfermedad en los sobrevivientes, ya que la ceguera y el retraso mental son otras secuelas frecuentes.

LA MOMIA DE RAMSÉS V.

Fuente: CEBALLOS, Miguel. El destierro de la viruela. En: ¿Cómo ves? Revista de divulgación de la ciencia de la UNAM, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México,  No. 45, 2002, p. 11.
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