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LA VACUNACIÓN

EL MÉTODO DE JENNER

Edward Jenner (1749-1823) el hacedor de la práctica más eficaz para prevenir una enfermedad viral ¡cien años antes que se descubrieran los virus! Jenner se dedicó desde muy joven a la observación de las costumbres de las aves y a coleccionar diferentes especímenes en su pueblo natal, el condado de Gloucestershire en el oeste de Inglaterra. Amaba la música y podía tocar varios instrumentos, a los trece años emprendió el aprendizaje de la cirugía, que convalidó a los 18 años viajando a Londres dónde se convirtió en ayudante del reconocido cirujano John Hunter.

 

Para esa época realiza un extraordinario descubrimiento que no trasciende debidamente, entre otras razones, por la naturaleza bondadosa de Jenner. Realizando la autopsia de un hombre que había muerto de angina de pecho descubre la calcificación[1] de las coronarias y propone que la causa de esta enfermedad es la obstrucción de las arterias, lo que verifica luego de otras autopsias de individuos muertos en iguales circunstancias.

Ese hallazgo que sólo comunica a sus amigos,porque su mentor Hunter, sufría de ese mal, sale a la luz y le vale su ingreso a la Royal Society  una vez que Hunter muere por un ataque cardíaco[2].

 

[1] COTO, Celia. La viruela: peste del pasado, amenaza del presente. En: Revista QuímicaViva, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires,  vol. 1, núm. 1, diciembre, 2002, p.10.

[2] Ibíd. p. 10.

LAS VACAS  Y  LA  VACUNA

La viruela de las vacas es una enfermedad usualmente leve y poco contagiosa, que tiene bajo impacto en la vida de estos animales y que, si no es por una ligera baja en la producción de leche, puede pasar desapercibida. El virus que la produce se parece en muchos aspectos al de la viruela humana y de hecho se le clasifica dentro del mismo grupo[4].

Jenner estudió medicina en Londres y posteriormente retornó a su hogar, donde estableció un consultorio. Su interés por la viruela de las vacas y su relación en busca de la inmunología nunca decayó. En 1796, Sarah Nelmes, una lechera de su condado, acudió a su consultorio porque en sus manos tenía las típicas lesiones de la viruela de las vacas y sufría de las fiebres ligeras y dolores de cabeza que se suelen asociar con esta enfermedad. Jenner decidió usar las secreciones de las pústulas de Sarah para inocular a James Phipps, un niño de ocho años que no había sufrido ninguna forma de viruela, ni la de los humanos ni la de las vacas.

 

James pronto desarrolló un ligerísimo malestar y una pequeña lesión en el lugar de la inmunización, que en pocos días sanó. Semanas después, Jenner inoculó a James con secreciones de un enfermo de viruela, sin que presentara ninguna reacción: ¡había desarrollado inmunidad contra la
viruela[5]!

 

[4] Ceballos, Op, cit., p.15.

 

[5] Ibid.  p. 15.

Fuente: COTO, Celia. La viruela: peste del pasado, amenaza del presente. En: Revista QuímicaViva, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires,  vol. 1, núm. 1, diciembre, 2002, p.11. Fig.8. Escena de variolización que muestra a E. Jenner inoculando a un niño.

EDWARD JENNER Y EL DESCUBRIMIENTO DE LA VACUNA CONTRA LA VIRUELA 

Fuente: Edward Jenner . Retrato. Clendering Library Portrait Collection. University of Kansas. Medical center.

En diciembre de 1789 ocurre un acontecimiento de trascendental importancia que le permite a Jenner probar su teoría: que la enfermedad de los animales protegía contra la viruela humana. La niñera de uno de sus hijos contrae "swinepox", Jenner decide entonces recoger material de una pústula de la paciente y con el fluido variolar a otras dos mujeres que habían estado en contacto con ella y hace lo mismo con su propio hijo.

 

Ninguno de los variolados desarrolla más que unas pocas lesiones en el sitio de la inoculación, pero lo que resulta fundamental es que pasado un tiempo los varioliza a los tres con líquido vesicular proveniente de un enfermo de viruela. ¡Y los tres quedan protegidos! Con su hijo repite la variolización (ver imagen) dos veces más para asegurarse una protección duradera[3].

 

[3] Ibíd. p. 11

Fuente: Lesiones en la mano de Sarah Nelmes, de donde se extrajo material para “vacunar”. (Del libro de Edward Jenner de 1798).

Fuente: Ceballos, Op, cit., p.15. Edward Jenner vacuna a James Phipps el 14 de mayo, 1796. (La primera vacuna, Robert A. Thom).

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